La producción de medicamentos en el mundo está concentrada en más de
20 corporaciones. Este monopolio provoca una competencia desleal en el
mercado, merma la producción de cada país y obliga a los ciudadanos a
pagar precios de los fármacos fijados por el mercado y no desde el punto
de vista sanitario. De hecho, el 95% de las patentes mundiales
corresponden a farmacéuticas.
Así lo expuso Andrés Icaza, exdirector del Instituto Ecuatoriano de
Propiedad Intelectual (IEPI) en la conferencia ‘Patentamiento y
Políticas Públicas: los desafíos para países en desarrollo’, organizada
por el IEPI y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
“En Ecuador las patentes nacionales alcanzan el 2% frente a las
extranjeras que llegan al 98% (...) En el país $1.850 millones mueve el
mercado farmacéutico. Eso es debido al costo de las medicinas. Aquellas
que tienen patentes son las más costosas”, explica Icaza.
Cuando las patentes se liberan o expiran los precios disminuyen y más
fábricas locales pueden crear el medicamento. Esto ocurrió, por ejemplo
en 2011, cuando la farmacéutica inglesa Evaluate Pharma liberó 5
componentes de medicinas, entre ellos el Oxycontin, un opiáceo recetado
para aliviar dolores agudos. ¿Qué hace falta entonces para que los
laboratorios ecuatorianos surjan localmente?
En la Conferencia del jueves en Quito, expertos nacionales e
internacionales destacaron que la necesidad de un ecosistema adecuado
con apoyo estatal a la producción industrial, incentivos a la
investigación y normativas que favorezcan la patente de medicinas.
Un primer paso para este ecosistema ya fue dado cuando René Ramírez,
secretario de la Senescyt, entregó a la Asamblea Nacional el proyecto
de Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, la
Creatividad y la Innovación, denominado Ingenios.
Esta herramienta contiene 11 principios esenciales que caminan en la
línea que proponen los expertos. Plantea, por ejemplo, en su capítulo
III la carrera del investigador científico, el apoyo con incentivos
económicos, la recategorización y un fuerte financiamiento estatal.
El capítulo VI se refiere, en cambio, a la investigación científica
en la biodiversidad. Los artículos 65 y 66 hablan de la protección de
los recursos biológicos y genéticos en investigaciones científicas que
se realicen. Además, especifica que las personas nacionales o
extranjeras que “pretendan acceder físicamente a los recursos genéticos
del país o a sus productos derivados con fines comerciales deberán
obtener la autorización respectiva”.
Esto pondría fin a la biopiratería de recursos naturales para
elaborar medicinas. Solo para recordar, en 1970 el científico John Daly
sacó del país 750 ejemplares de la rana endémica Epipedobates tricolor
para extraerle una sustancia más potente que la morfina. Icaza asegura
que la megadiversidad del país es propicia para desarrollar
investigaciones locales que produzcan medicamentos para nuestra
población.
“Regularmente los fármacos se desarrollan en países desarrollados. Un
ejemplo es el ébola. Supuestamente no había medicamentos para este
virus hasta que el ébola llegó a un país desarrollado. Ahí se generan
los medicamentos. ¿Qué pasa con enfermedades que son tropicales en
países en vías de desarrollo? Me pregunto: ¿Acaso estamos condenados a
no darle solución? Ahí está el desafío, tenemos que trabajar en
conjunto”, puntualiza Andrés.
Hernán Núñez Rocha, titular del Instituto Nacional de Propiedad
intelectual (IEPI), concuerda con la reflexión. Explica que Ingenios
impulsará la industria local en materia de salud. Además, dice que
sienta las bases para que los ciudadanos puedan acceder a medicamentos
más económicos. “El Código equilibra el derecho de propiedad intelectual
para que todos los ciudadanos a través de la propiedad intelectual
puedan satisfacer un derecho fundamental como es la salud”, sostiene el
titular del IEPI.
Nuñez comentó que Ecuador tiene 10 licencias obligatorias. Se trata
de un sistema que rompe monopolios farmacéuticos y permite el ingreso de
un tercero para bajar costos. Dos licencias fueron dadas a a Enfarma y
el resto a farmacéuticas privadas de medicinas genéricas. “Esto ha
mitigado mucho el precio. Hay ocasiones en las que con solo el anuncio
de licencia obligatoria, el titular de la patente ha reducido el precio
de manera considerable. Con la política de licencias obligatorias se
puede llegar a reducir precios entre el 30% y hasta el 90%”.
El argentino Jorge Kors, especialista en derechos de propiedad
intelectual, comentó que en su país los laboratorios locales tienen el
60% del mercado y las multinacionales el 40%. “Ayudó mucho que no
estaban patentados los productos; con este antecedente crecieron mucho
las industrias”, dijo. Con el Código Ingenios, Ecuador apunta a seguir
el ejemplo argentino. (I)
Fuente: http://telegrafo.com.ec/sociedad/item/las-10-licencias-obligatorias-en-el-pais-bajarian-el-costo-de-medicinas-hasta-el-90.html